Todos pierden la paciencia: Hasta 6 horas demoran controles en la frontera entre Arica y Tacna
Hasta seis horas como promedio demoran los tres controles integrados para traspasar la frontera Chile-Perú, principalmente hacia Tacna todos los días de la semana, según denunciaron taxistas que realizan el servicio de colectivo entre ambas ciudades.
A la indignación del servicio de pasajeros, se une la de los turistas quienes deben soportar en medio de la pampa largas horas de espera sin agua ni servicios básicos, muchas veces junto a sus hijos menores y personas de la tercera edad, lo que calificaron como un atraso propio de países subdesarrollados y un atentado a los derechos humanos.
El taxista habitual del servicio de pasajeros Javier Cabrera señalo como ejemplo que el lunes 11 de julio salió del terminal terrestre de Arica a las 11:30 horas (hora peruana) y llegó a Tacna a las 18 horas: “Nunca antes había visto que se demorara tanto, llevo 14 años trabajando como transportista, esto ya rebasó todos los límites”, se quejó. Agregó que el problema se presenta por qué las instituciones competentes no han destacado suficiente personal para fiscalizar el paso de personas y mercancías. “Por ejemplo en Migraciones habían solo cuatro inspectores cuando hay ocho ventanillas, deberían estar atendiendo todos. En salud hay dos puestos con enormes filas de turistas y no los tres que deberían estar con personal suficiente”.
Dijo que la situación en la frontera es un maltrato al turista y una falta de respeto a quienes prestan el servicio de pasajeros, “se supone que los tacneños están tratando de reactivar la economía pero con estas demoras increíbles en el control fronterizo lo único que se está haciendo es alejar a los turistas ya que esto ya ha reventado todos los récords”, manifestó.
La falta de personal se presenta indistintamente en los controles de Salud (que se agregó en la reapertura de la frontera en mayo de 2022) Migraciones, Aduanas y la Policía de Investigaciones (Chile), el SAG y los servicios correspondientes al Perú, con largas filas de ofuscados viajeros quienes no tienen ninguna respuestas a sus reclamos ante la indiferencia de los funcionarios tras los vidrios de sus ventanillas.
