En multitudinaria Romería a Las Peñas coronaron a la Virgen y se le juró amor eterno

(Texto y fotos de Marcelo Aguilar, periodista).- En una noche iluminada por la luna y envuelta en fervor espiritual, miles de peregrinos provenientes de Arica, Parinacota, Tacna e Ilo protagonizaron la tradicional romería a la Virgen de Las Peñas, considerada por muchos como la más hermosa de Chile. El evento culminó con la emotiva coronación de la imagen pétrea de la Palomita Blanca, símbolo de fe y unidad entre pueblos hermanos.
Cada primer domingo de octubre, al igual que el 8 de diciembre, los fieles recorren más de 14 kilómetros , atravesando cañones, desierto, puentes de madera y piedra, la pampa del Coyote y el restaurado Humagata, antes de enfrentar el serpenteante Caracol que conduce al Santuario. Este año, la luna acompañó el trayecto, convirtiendo la caminata en una experiencia mística y luminosa.
La ceremonia de vísperas, reunió al Obispo de Arica, Monseñor Moisés Atisha, junto al clero y 26 agrupaciones de bailes religiosos (11 de Arica, 14 de Tacna y 1 de Ilo) que conformaron un coro multitudinario junto a miles de devotos. A medianoche, se entonaron cánticos por más de una hora a “Una blanca paloma posada de bondad nos trae a venerar su reino de Livilcar”, tras el momento cumbre de la coronación.
Héctor Palma, de la Sociedad Canarios de Fátima de Tacna N° 19, fue el encargado de colocar la corona de oro sobre la imagen, en una secuencia coordinada por César Gómez, Caporal Mayor de la Festividad. Palma expresó su profunda emoción: “Desde los 14 años soñé con este momento. La corona es de oro y su origen es secreto, pero ahora está bajo custodia chilena para su resguardo”.
“Para nosotros es un gozo y alegría el llegar hasta aquí, después de 365 día , pese el cansancio y fatiga, y a ella le gradezco mucho por la salud y trabajo que me ha brindado”, dijo Cesar Gómez, Caporal Mayor de la Festividad, quien intervino en la secuencia entre cada representante de los 26 bailes, para que Héctor coronara la imagen .
Monseñor Atisha aprovechó la instancia para elevar una plegaria por la paz mundial: “Esperamos que María, Reina de la Paz, pueda tocar los corazones de tantos hermanos y ayudarnos a construir un espacio donde vivir en armonía”.
La romería también fue una experiencia transformadora para residentes locales como para quienes provienen del del sur de Chile. Daniel Alarcón, quien llegó con sus hijos, destacó: “Fue sacrificado, pero ganamos mucho al conocer las tradiciones y el significado profundo de esta festividad”. Sergio Parra, avecindado en Arica, agregó: “Es mi segunda vez y quiero volver. El recorrido es único”.
Al finalizar, entre cantos que aún resonaban en los cañones, los peregrinos se despidieron con la promesa de regresar. “Amarte eternamente, amarte desde el más profundo amor… eres tú quien me lleva entre peñas a caminar, para el cielo alcanzar”, se escuchó como eco de despedida en la quebrada de Livilcar, final de una jornada marcada por la devoción, el esfuerzo y la esperanza compartida.


