Con la misma admiración que los relatores y comentaristas argentinos destacan el desempeño de los chilenos Arturo Vidal y Alexis Sánchez en el Inter de Milán, debemos rendir homenaje al argentino Diego Maradona, quien a los 60 años de edad falleció víctima de un paro cardiaco.
Tras su retiro del fútbol profesional, Maradona marcó una época, como el último 10 clásico en brillar en la élite del balompié mundial, al extremo que el entrenador argentino más admirado del mundo, Marcelo Bielsa, borró de sus formaciones titulares la figura del clásico número 10.
En los mejores años de Maradona, los volantes de enganche como él, tenían la misión de habilitar a sus compañeros en ataque y de llegar al gol cuando la ocasión se los permitiera. Hoy la cosa cambió y el enganche fue reemplazado por los volantes mixtos. Esos como el rey Arturo Vidal y el español Xavi Hernández.
Con sus triunfos y derrotas, con sus aciertos y desaciertos, sin duda, Maradona debe ser reconocido como un excelente volante de enganche, pero no exageremos la nota, diciendo que se murió el mejor de los mejores, porque esa chapa no le pertenece a ningún jugador del mundo. Mejor pensemos que acaba de morir el mejor enganche de los años ochenta y parte de la década del noventa. Así no confundimos a los adolescentes de hoy que tienen como máximos ídolos a Cristiano Ronaldo o a Lionel Messi. (por Hugo Canales Paredes).
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